Mi primer coqueteo con UX (o al menos, del que fui consciente).

Sofia Ar
6 min readMay 31, 2021

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Diciembre 2019. Estaba llegando a la recta final de mi formación en Epidemiología y Salud Publica a través de la Residencia en Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación (para quien no conoce el mundillo, acá más info). Habían pasado tres años de formación continua, de trabajo en investigaciones cuali y cuantitativas, de análisis de datos y de participar en variados proyectos de salud pública. Estuve desde semanas enteras encuestando personas en servicios de salud y en barrios, hasta interminables horas detrás de una pantalla registrando y analizando datos.

Marzo 2020. Luego de que lentamente las noticias sobre un extraño virus identificado en China comenzarán a ocupar cada vez mas espacio en los medios, y de que finalmente el SARS-CoV-2 empiece una carrera de propagación acelerada afectando a casi todos los continentes del mundo, el 3 de Marzo llega el primer caso de Covid-19 a nuestro país. Y yo ahí, transitando mis últimos meses en el Ministerio, más precisamente en la Dirección Nacional de Epidemiologia, de repente me encontré en el centro de la escena. Se avecinaba mucha acción.

El trabajo no se hizo esperar. Nos organizamos para abordar diferentes demandas a las que había que dar respuesta. Así es como conocí Go.Data, segunda palabra que más pronuncié en el año, después de Covid.

Go.Data es un software que facilita la investigación de brotes epidémicos y emergencias de salud pública, permitiendo básicamente la recopilación y visualización de datos de casos y contactos estrechos y la construcción de las cadenas de transmisión. Es una herramienta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) desarrolló inicialmente para dar respuesta a los brotes de Ébola en África y que luego, debido a la dinámica de transmisión del SARS-CoV-2, la puso a disposición de los países para esta nueva enfermedad.

Empezamos trabajando con Go.Data conociéndolo, usándolo con casos ficticios y jugando un poco. Nuestro objetivo general era implementar su uso en las provincias, específicamente en equipos de salud que llevasen a cabo tareas de registro y seguimiento de casos y contactos. Inicialmente el trabajo estaría en manos de dos especialistas en epidemiología, una desarrolladora y yo, con soporte continuo del equipo de OMS a cargo del software. Luego se sumarían compañeros para la atención de usuario de la plataforma.

Primero adecuamos el idioma de la interfaz (si bien estaba la opción en español, había expresiones idiomáticas que no eran las adecuadas para nuestro contexto). También estudiamos detalladamente los tipos de usuarios que admitía el programa, los roles, sus jerarquías y permisos (al tratarse de información sensible, este era un punto crucial) para entender a quienes habilitaríamos a hacer qué cosas y ver qué datos. Debíamos tener en mente además, la jerarquía de permisos que regían otros sistemas de información que venían siendo usados para administrar los datos sanitarios y los requerimientos de confidencialidad del Ministerio de la Salud de la Nación.

Hicimos tutoriales en diversos formatos y redactamos un manual de uso. Al mismo tiempo difundíamos la existencia del software y sus potencialidades, a través de los canales oficiales de la Dirección Nacional de Epidemiologia con sus contrapartes provinciales y con equipos locales. También dictábamos capacitaciones a interesados, las cuales eran un requisito para obtener un usuario en la plataforma.

Comenzamos a poner a disposición el software para algunos equipos en un par de provincias del país y nos propusimos luego de algunas semanas, evaluar el uso de la herramienta. Para ello, operacionalizamos determinadas acciones básicas que queríamos conocer cómo llevaban a cabo los usuarios y qué tanta dificultad les generaban (por ej. crear un brote, subir una base de casos y/o contactos o crear una relación entre un caso y un contacto). Además indagamos sobre la experiencia general de uso, la adecuación idiomática y la jerarquía de roles y permisos. Todo a través de preguntas cerradas y otras más abiertas, en un Google Forms. Fue una especie de prueba piloto cuyos resultados fueron a su vez el feedback necesario (pero no concluyente) para poder seguir avanzando e incorporando cada vez mas usuarios.

Julio 2020. El tiempo corría y todo esto que cuento, y que ahora me permito ordenar un poco, se daba a pasos un poco torpes, avanzando dos, retrocediendo tres. Los casos de Covid-19 aumentaban progresivamente y los equipos de salud comenzaban, si es que no lo habían hecho aún, a desbordarse de trabajo. Las soluciones debían ser rápidas y eficientes y si no lo eran, no había tiempo para iterar. En este contexto seguíamos intentando llevar la herramienta a más puntos del país, tratando de que los equipos la adopten, ya que el control de los contactos estrechos era una estrategia crucial para poner freno a la transmisión de la enfermedad.

A medida que incorporábamos usuarios, el denominador común era la comunicación constante con ellos, ya que nosotros mismos realizábamos la atención de usuario y las capacitaciones. Esto nos sumergía muy estrechamente en la experiencia de uso y, aunque no estaba a nuestro alcance rediseñar o resolver, podíamos trasladar los inconvenientes y todas las ideas de mejora al equipo desarrollador de la plataforma. Es que, cabe aclarar, se trataba de un programa de incipiente creación y con actualizaciones constantes. Sin embargo, el rápido crecimiento de casos de Covid-19 y las necesidades de uso de la herramienta, no podían esperar mucho tiempo por las mejoras.

Por otro lado nos encontramos con que, en determinados lugares geográficos no se adoptaba el uso del software. Es así como surge la idea de indagar qué es lo que estaba pasando allí y qué estrategias utilizaban para el seguimiento de los contactos. En un relevamiento contrarreloj, hallamos principalmente que, en varios lugares ya habían implementado sus propias soluciones tecnológicas al seguimiento de contactos por Covid-19. Por medio de sistemas más o menos complejos, plataformas, sistemas informáticos provinciales y otros, desde antes que lo supiéramos (o desde antes que lo investigáramos) ya andaban sueltos por allí, intentos, con mayor o menor éxito, que buscaban dar una respuesta similar a la nuestra.

Más allá de los obstáculos y dificultades en el camino, camino dinámico e impredecible, continuamos trabajando con el software para poder llevarlo a más usuarios y para mejorar la calidad y la utilidad de sus funciones en quienes ya lo utilizaban.

Enero 2021. Go.Data y yo nos despedimos y cada uno siguió su camino. El software continuó con upgrades constantes para poder dar una mejor experiencia y ofrecer mayores funcionalidades. Es más, se comenzó a trabajar para integrarlo al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS2.0) que es la plataforma donde se registran todas las enfermedades de notificación obligatoria, como el Covid-19, lo cual facilitará a los usuarios la gestión, registro y análisis sistemático del seguimiento de contactos a partir de los datos almacenados allí. Y yo, qué decirles…

Mayo 2021. En estos últimos meses, nunca dejó de volverme a la cabeza todo el proceso de trabajo llevado a cabo, especialmente las consultas de los usuarios, sus inquietudes y problemas en el uso y manejo de la plataforma, y como no podíamos lograr que, mágicamente y de un día a otro, Go.Data se adapte a todas las necesidades que identificábamos. Esto me llevó a buscar un poco más y a leer sobre usabilidad, usuario, experiencia, diseño…UX! Y así descubrí un campo que me atrapó, esencialmente por conjugar el uso de estrategias de investigación y el estudio de las interacciones humanas, con el fin de crear productos digitales más satisfactorios para el usuario. Tanto me gustó el tema que hoy en día me encuentro en una transición profesional hacia UX, con mucha expectativa y curiosidad por seguir aprendiendo. Deséenme suerte!

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